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domingo, 11 de diciembre de 2011

SENTIRSE COMO UN ELEFANTE ENCADENADO

Sobre cómo actuan nuestras creencias limitantes en nuestras vidas
JORGE BUCAY (Cuento).
Fuentes:
http://www.youtube.com/watch?v=SDlrj-2UUC0&feature=player_embedded
http://www.elblogalternativo.com/2009/03/10/el-elefante-encadenado-de-jorge-bucay/

“El elefante encadenado” es uno de los más famosos cuentos de Jorge Bucay que nos explica, con claridad, porqué actuamos, cómo actuamos y cómo podemos cambiarlo.

Al igual que el elefante de la historia, todos llevamos inconscientemente las cadenas de límites psicológicos que nos marcaron desde pequeños y que deterioraron nuestra autoestima y confianza en nuestras posibilidades.

En la crianza, el “NO” continuo es demoledor para las alas y ganas de descubrir y experimentar el mundo de un niño y frases como “Nadie conseguió eso en la familia”, “No digas bobadas, esto no merece la pena ni intentarlo”, etc. merman cualquier afán de superación y las ganas de tan siquiera pensarlo.





«Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad… condicionados por el recuerdo de “no puedo”… Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón...» [Jorge Bucay]


No podemos rectificar el pasado, pero actuando en nuestro presente, construimos un nuevo futuro. El niño queda atrás y el adulto crece y se modifica con su intención. Hemos ido creciendo y desarrollándonos en el vientre de nuestras madres y hemos estado utilizando el 70% de nuestra capacidad cerebral. En una conexión con nuestro diseño original nuestro cuerpo se ha creado dando paso a células, músculos, huesos, cabellos... todo según un orden preciso y particular a cada uno. Hemos crecido en sociedad, en familia, en un estado... y lejos de mantener o potenciar lo que ya teníamos hemos llegado a adultos con un 13% de capacidad cerebral activa en el caso de los hombres, y un 18% en el caso de las mujeres.

¿Qué ha pasado? ¿Nos hemos desconectado de nuestro diseño original? Si observamos nuestros cuerpos siguen, de mejor o peor forma, funcionando, creciendo: nos crece el pelo, producimos saliva, bombeamos nuestra sangre; pero... desconectados no estamos; captar captamos la información que nos hace crecer para estar vivos; lo que ocure es que estamos mal sintonizados. Sería algo así como cuando escuchamos una emisora de radio y tiene mucho ruido.

El ruido lo hemos recibido de la "información global", de la "opinión pública", de padres, de amigos, de curas, de educadores, de jefes... Y para modificar y potenciar un mayor uso de nuestra capacidad cerebral activa hay que movilizar cargas energéticas hacia otros valores donde no existan tantos inconvenientes y tantos peros; desarrolar nuevos patrones de conducta que superen a los que hemos ido adquiriendo; porque cuando el elefante toma conciencia de su capacidad y empieza a cuestionar la estaca que le sujeta... el elefante vuela. Esto me recuerda la famosa película Dumbo donde un sencillo elefante, con diferentes creencias, puede volar.

La Conexión es un trabajo energético que potencia tu capacidad cerebral activa; que te conecta con tu diseño original. Esto te permite ir avanzando hacia nuevos estados de conciencia, percepción y limitaciones e impedimentos físicos y corporales. Si deseas más información puedes visitar la pestaña de preguntas frecuentes: http://sanergista601.blogspot.com/p/preguntas-frecuentes.html

Y cada vez que notemos que nuestra mente nos boicotea con un “esto no se puede”, pensemos en el pobre elefante y en su gran potencial desperdiciado.






Disfruta de este enriquecedor cuento de Jorge Bucay:



    Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.
    Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
    Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.
    El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces?. ¿Por qué no huye?
    Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.
    Hice entonces la pregunta obvia: “Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?”
    No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
    Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
    Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
    El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
    Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
    Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él.
    Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía…
    Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a sus destino.
    Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que NO PUEDE.
    Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.
    Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.
    Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez…
    Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad… condicionados por el recuerdo de «no puedo»… Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón…



Si quieres ver un bonito y original video en referencia a este cuento dale al play...